Malos Tiempos

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- Ya están ahí.
- Ya veo, ya. ¿Te vas a comer eso?

Juan desvió la mirada hacia el único torrezno que quedaba sobre el plato.

- Cómetelo tú, que yo no debería comer tanta sal –aunque al momento volvió a concentrar su atención en el exterior del bar-. ¿A cuántos habrán enviado esta vez?
- Buf, pues no sé –masculló David mientras trituraba el aperitivo con sus dientes-, pero hay dos furgonetas.
- ¿Veinte?
- Bah, no creo. Échale unos doce o quince.
- Puede ser. ¿Pedimos otra ronda o cambiamos de bar?
- Espérate un momento, que quiero ver si cargan.
- Venga, no me jodas. Como te gusta el morbo…
- No se trata de morbo, cabezón. Solo quiero ver si ese tipo sigue echándole güevos o se acojona con los antidisturbios.
- Pues ¿qué va a hacer? ¿Tú que harías?
- Siempre igual –y acabando de un trago con lo que le restaba de caña prosiguió-. ¿Tú te acuerdas de cómo era esto antes? Dabas dos pasos y se te cruzaba un tío pidiendo, dabas dos más y te tropezabas con un perroflauta haciendo malabares, y en la esquina siguiente te encontrabas con el negro y su puto saxo.
- Sí. Era bueno el jodío ¿verdad? Y ese sí que tuvo dos santos cojones.
- Así le fue.

Juan se giró hacia la barra e hizo una señal al chaval que limpiaba un vaso tras ella para que sirviese dos cervezas más.

- Malos tiempos para la lírica.
- ¿Qué? –preguntó David volviéndose hacia su amigo.
- Nada. Solo decía que no son buenos tiempos para ser músico.
- Músico callejero…
- Eso lo que menos.
- Puto país. En fin, ¿vas a bajar a ver el partido esta tarde?
- Ya te diré. Depende de que lleve o no a la parienta al Carrefour antes.
- Pues entonces llévala.
- Ya, supongo.

El chaval dejó las dos cañas y retiró las vacías para que Juan y David pudieran brindar por el éxito de su equipo.

- ¿Salimos a echar un piti?
- Esa es otra.
- ¿Qué?
- Nada. Pídele dos vasos de plástico.
- Pues yo estoy pensando en dejar de fumar.
- Tú sabrás –y señalando hacia el exterior de la cristalera añadió:- Mira, al final se ha achantado. Parece que está recogiendo los trastos.
- Mejor, porque para acabar como el negro…
- Sí que tocaba bien el jodío, sí ¿Has pedido ya esos vasos?
- Ah, no. Ahora mismo. Creo que esta va a ser la última vez que me verás fumar.
- Tú sabrás.
- Pues yo creo que tú deberías hacer lo mismo.
- Puto país.
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