Ligaduras

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Recuerdo a aquel niño cobijado bajo el árbol, permaneciendo allí de manera eterna. Tenía un nombre pero he decidido olvidarlo en el tiempo; en mi memoria he retenido su rostro, su mirada, la profundidad de sus ojos, los anhelos que explotaban de impotencia tras sus pupilas negras.

Recuerdo a aquel niño escondido tras el árbol, sufriendo allí nuestros insultos y nuestras lluvias de piedras. Éramos demasiado ignorantes como para no ser estúpidos y crueles. Aprendí sin saber a desvincularme del grupo y a actuar por instinto, por emociones, por alma. Y me enamoré de aquel chico solitario que nunca se alejaba del enorme cedro que celaba la casa de sus padres.

Recuerdo a aquel niño atado al árbol, viendo pasar la vida de los otros, de nosotros; viendo sufrir de pasión a los otros, a nosotros; viendo luchar y morir a los otros, a nosotros. Sus huesos se quebraron como el cristal cuando los militares le golpearon con culatas y suelas; y fueron las llamas que acabaron con sus padres y su hogar las que escindieron la soga de su tobillo.

Recuerdo a aquel niño enterrado junto a las cenizas del árbol, ignorando en muerte que encadenó mi alma a su corazón. No supe verlo, no supe detectarlo, no quise reconocerlo… no quise querer a quien no sabía como.

Ahora soy yo quien permanece inmóvil donde recuerdo existió un árbol.


http://www.20minutos.es/noticia/583573/0/joven/atado/arbol/

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