Cat lullaby

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Pastor era un hombre bueno, solitario sí, pero de carácter empatico. Durante sus cincuenta y cinco años de existencia nunca había experimentado la sensación de sentirse amado; a pesar de ello su corazón había sufrido por tres mujeres distintas a lo largo de su vida. Aunque no era una persona introvertida, siempre se había mostrado reservado con todos los sucesos relacionados con los sentimientos, hecho que había obligado a su alma a derramar más lágrimas que sus propios ojos. A Pastor le había dolido la vida, pero nunca se dejó invadir por la infelicidad. Con la frustración de no haber hallado un querer correspondido, el hombre adoptó en su día una cría de gato callejero que se cruzó en su camino una noche de lluvia y ruido. Esto aconteció cuando los cuarenta se convirtieron en cuarenta y uno, y desde entonces Pastor volcó todo ese cúmulo de amor sobre aquel animal. De lunes a viernes, el hombre consumía su vida en una fábrica durante una jornada de diez horas, mientras su felino amigo aguardaba pacientemente entre unos muros alejados de la luz natural, entreteniendo su tiempo entre la madera de los muebles, la tela de las cortinas y los tejidos del sofá. Al caer la noche, Pastor regresaba agotado pero con la ilusión de reunirse con aquel animal que siempre ronroneaba cuando recibía sus caricias y arrumacos. Y así pasaron una vida, donde el individuo disfrutó de esa compañía, sintiéndose satisfecho de la relación, confiando en que ambos colmaban las necesidades de felicidad del otro, consecuentes con el rol que la vida les había predestinado.

Cuando el azar te atrapa sin darte opción a rebelarte, la confusión de una existencia se convierte en condena. Si a ello añadimos la imposibilidad de comunicarte con aquel que se ha convertido en carcelero involuntario por la ignorancia de los inocentes, la condena se convierte en fallecimiento en vida. ¿Cómo canalizar todo un sentido en una rabia sempiterna sin que las fuerzas naturales del propio organismo se agoten en la lógica? ¿Qué alternativa le dejan a un gato callejero cuando le roban el sol, el aire, el cielo, la libertad y la posibilidad de sentir, de aparearse, de ser? Simplemente ronronear.

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