El último vals

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Nunca debí insistir en ello; nunca debí pedirle que bailáramos hasta el amanecer. Pero yo no lo sabía, prometo por lo más sagrado que no tenía ni idea de que algo así sucedería. Su mirada era embriagadora, casi hipnótica. No quería apartar mis ojos de los suyos; como tampoco deseaba retirar mis manos de su piel gélida. Mi intención era la de robar un instante de eternidad al tiempo mientras seguíamos con nuestros cuerpos el ritmo de aquella melodía.
Nunca debí insistir en ello. Entonces no comprendí sus lágrimas mientras la retenía a mi lado; pensaba que lo que en realidad era tristeza, significaba una muestra de su felicidad. Pero cuando se nos escapó la noche huyendo del sol, adiviné el sacrificio que ella había hecho por mí; y me sentí miserable. Y no puede hacer más que sufrir de dolor mientras su piel se tornaba cenizas y escapaba entre mis dedos.

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2 comentarios:

Unknown dijo...

..
vuelve pronto.

Unknown dijo...

Mágico como siempre........

.....me alegro de haberme adentrado :D

Besos estelares XxX